Lo que ha demostrado la derecha peruana en el primer año de gobierno de Pedro Castillo es que su fin es asaltar el poder por las buenas o por las malas, que no cree en la democracia ni en los consensos y menos aún en la concertación con otras expresiones políticas. Persiste en desconocer al presidente electo democráticamente.
Mientras, la Fiscalía y la Policía Nacional allanaron el Palacio de gobierno pero no encontraron lo que supuestamente buscaban, a la cuñada del presidente, Yenifer Paredes, quien tenía una orden de detención.
Ya nadie duda que hay una confabulación entre una parte del Congreso, la fiscalía y la prensa. El fracasado accionar de la derecha es mera constatación del poco apego y respeto que tiene por la democracia y los procedimientos democráticos. Les queda soñar con el golpe.
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