El presidente de Colombia, Gustavo Petro, no está dispuesto a negociar sus líneas centrales de gobierno ni parece caer en la tentación de un gradualismo, sino que avanza en su ambicioso objetivo de “paz total” con discursos contundentes y con medidas concretas. Suspendió las órdenes de captura y extradición para los jefes del Ejército de Liberación Nacional, para favorecer la retoma inmediata del diálogo en La Habana con la última guerrilla activa reconocida en el país.
En la ceremonia de presentación y reconocimiento de tropas y de puesta en funcionamiento de la nueva cúpula militar colombiana Petro dijo que se debe cambiar “la concepción misma” de las Fuerzas Armadas. Remarcó el pueblo demanda un ejército “que empiece a prepararse para la paz”.
Un análisis de Marcos Salgado.
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