DESDE EL SUR.- Ya pasaron más de tres meses desde que comenzó el secuestro en el aeropuerto de Buenos Aires, Argentina, del avión venezolano de la empresa de cargas Emtrasur, un escandaloso caso de lawfare versión 2.0, porque con el avión sin combustible para despegar del aeropuerto de Ezeiza comenzó una insólita causa judicial para averiguar si podía haber algún delito. Simplemente se retuvo el avión porque a bordo había pilotos iraníes y venezolanos.
Lo que comenzó como una cacareada operación contra el “terrorismo” probablemente quede limitada a un robo, liso y llano, en territorio argentino y a pedido de EU, de un bien del Estado venezolano, para hacer naufragar a una empresa que aunque muy nueva venía pisando fuerte en el mercado de cargas aéreas en América Latina, que prácticamente es un monopolio empresas de Estados Unidos. Un análisis de Marcos Salgado.
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