Gracias al satélite Kepler, se han descubierto recientemente miles de planetas similares a la Tierra en los que podría haber vida inteligente extraterrestre.
Igual hay vida en otro planeta, pero quizá no como la nuestra, sino basada en otros principios o elementos químicos”. Es la tesis que manejan Michel Mayor (Lausanne, 1942) y Didier Queloz (Ginebra, 1966), ganadores en 2019 del Premio Nobel de Física por el descubrimiento del primer exoplaneta alrededor de una estrella similar a nuestro sol. Un exoplaneta de una galaxia lejana que orbita alrededor de otra estrella. Desde su hallazgo conjunto, en 1995, de ’51 Pegasi b’, como le llamaron, se han descubierto más de 4.000 sistemas planetarios, ampliando notablemente el conocimiento del universo. Mayor y Queloz han acudido a la Fundación Ramón Areces para participar en una sesión científica organizada en colaboración con la Real Academia de Ciencias y el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA).
Michel Mayor, profesor emérito de la Universidad de Ginebra, ha recordado cómo hasta los años 50 del siglo XX se pensaba que en la Vía Láctea solo se encontraba nuestro sistema solar y ahora ya son más de 4.000 los sistemas detectados. “¿Cuántos planetas puede contener la vía Láctea?”, se ha preguntado. “El descubrimiento de ‘51 Pegasi b’ fue totalmente inesperado y desde entonces hemos conseguido no solo detectar una amplia diversidad de exoplanetas, sino también descubrir que son muy heterogéneos en su composición, en su masa, en su tamaño, en sus atmósferas...” En su intervención, ha querido recordar la valiosa contribución del telescopio Galileo en el observatorio de la isla de La Palma y su papel en la misión espacial Kepler para detectar nuevos planetas en el cosmos. “Pero todo esto es solo el primer paso en la comprensión física de la composición de los sistemas planetarios que podemos encontrar en el universo”, ha aclarado
“Hoy tenemos muchas oportunidades de medir la composición química de estos planetas y estos avances nos van a permitir analizar la estructura de objetos cada vez más pequeños para poder responder si existe vida más allá, en alguno de estos exoplanetas”. Michel Mayor tiene las esperanzas puestas en la próxima construcción, en el desierto de Atacama en Chile, del ELT (por sus siglas en inglés de Telescopio Extremadamente Grande) que entrará en funcionamiento en el año 2026. “Este telescopio de 39 metros de diámetro nos permitirá medir mejor la composición química en esos planetas tan lejanos al nuestro para investigar si hay posibilidad de detectar alguna forma de vida en ellos”, ha adelantado.