Gustavo Petro ya lleva más de un mes en el gobierno en Colombia, y parece temer que cuatro años de mandato es muy poco para hacer todo o la mayor parte de lo que prometió hacer. Tiene enemigos declarados, que van por todo, pero no cae en la tentación del gradualismo. Avanzan varias negociaciones paralelas para alcanzar el ambicioso objetivo de la paz total.
Tampoco parece tener miedo a la andanada mediática por la reapertura de las relaciones diplomáticas con Venezuela. La reapertura de las fronteras será gradual, pero ya comienzan los vuelos entre las dos capitales. Y ya se saldó la pelea por Monómeros, la empresa de fertilizantes con sede en Barranquilla ya volvió formalmente a manos de su dueño, el estado venezolano.
Todo en un mes, todo al mismo tiempo. La estrategia de Petro para no perder ni un día de gobierno.
Análisis de Marcos Salgado.
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