La vida en la Tierra no sería posible sin la lluvia. Aunque el agua cubre la mayor parte de la Tierra, el 97% es agua de mar. Desde nuestros primeros ancestros, la lluvia ha configurado a la humanidad y ha desempeñado un papel en el ascenso y la caída de civilizaciones. Recarga nuestros lagos y embalses, proporcionando el agua que cada uno de nosotros necesita todos los días. Nos alimenta nutriendo el suelo y permitiendo que crezcan nuestros cultivos y prospere nuestro ganado.
En la actualidad, al enfrentarnos a cambios climáticos sin precedentes, la capacidad de pronosticar dónde y cuándo caerá la lluvia es cada vez más importante. Para ello, recurrimos a satélites y superordenadores e incluso a papel y bolígrafo.