Los camaroneros del Mar del Norte están en crisis. La caída de los precios durante la pandemia y los altos costos del diésel amenazan su forma de subsistencia. Además, están sujetos a los precios que dictan unos pocos mayoristas en los Países Bajos.
El joven pescador Mike Maalstedt está desesperado, pues su empresa de la localidad de Spieka-Neufeld cerca de Bremerhaven apenas puede sobrellevar la situación. Su colega, Olaf, lucha también contra la desaparición de su oficio. Participa en la asociación de productores e intenta mejorar la posición de los camaroneros alemanes frente a la poderosa competencia de los Países Bajos. Los neerlandeses alcanzan con sus barcos más grandes mayores cuotas de pesca. Además, poseen el monopolio del mercado de los camarones del Mar del Norte, pues los hacen pelar a precios bajos en sus plantas de Marruecos, lo cual resulta en grandes ganancias en Europa.
Para la pesca de camarones podría ser de gran ayuda una nueva máquina peladora de camarones que funciona con tecnología de olas de choque. La máquina fue idea de la inventora Christin Klever, cuyo padre, Günter Klever, es director general de la Asociación de Productores de Pesca Costera.
Christin Klever trabaja en la optimización de esa máquina que podría permitir a los pescadores alemanes hacerse independientes del dictado de los precios de los monopolistas holandeses y sus plantas de pelado en Marruecos. De esta forma, podría salvarse toda una profesión.
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