El triunfo de Lula tiene un carácter épico si se toma en cuenta la persecución que sufrieron él y su partido, particularmente desde que Dilma Rousseff fuera derrocada en agosto de 2016. El objetivo fundamental del juicio político era evitar que ella pudiera culminar su mandato y que luego Lula retonara en 2018 para gobernar hasta el 1 de enero de 2023.
Ahora retorna a la presidencia y tendrá una férrea oposición del bolsonarismo. La negativa de Bolsonaro a aceptar la victoria de Lula es fundamental para la estrategia de desestabilización del futuro gobierno y para manener el ambiente de conflicto, inestabilidad y malestar, pese a las advertencias internacionales para atenerse a los cauces democráticos.
Un análisis de Pedro Brieger
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