Argentina está a las puertas de un año clave, en el 2023 habrá elecciones presidenciales y el regreso de la derecha a la Casa Rosada, incluso de la mano de un Mauricio Macri “recargado”, más parecido a la ultraderecha sin disfraces de Bolsonaro, es una amenaza real.
Macri cabalga sobre la crisis económica que paradójicamente dejó su administración anterior y que el actual gobierno del ya muy desdibujado Alberto Fernández no logró resolver. Por el contrario, el pueblo asalariado argentino está viviendo un calvario, fruto de una inflación descontrolada, que tiene un fuerte contenido especulador por parte de empresarios y capital financiero.
Pareciera que la mejor opción que tiene el campo popular para frenar el avance de una derecha recargada es la actual vicepresidenta, Cristina Fernández. Pasa algo similar a lo que sucedió en Brasil, donde quedó claro que el único que podía frenar a la ultraderecha era el mismo Lula.
Un análisis de Marcos Salgado
Visita: surysur.net