Cada vez queda más claro en Uruguay que el escándalo de Alejandro Astesiano, el jefe de la custodia y guardaespaldas del presidente Luis Lacalle trasciende del negocio personal a mostrar una alta corrupción, negligencia e impunidad en los altos estamentos del gobierno de la coalición derechista.
Desde que se reveló la vinculación del hombre de extrema confianza del presidente desde hace más de 20 años con la falsificación de documentos para que ciudadanos rusos obtuvieran el pasaporte uruguayo, el escándalo no ha dejado de crecer.
Una empresa de “seguridad e investigación” dirigida por exmilitares uruguayos con sede en Miami le encomendó a Astesiano, «información personal» sobre dos senadores del Frente Amplio destinada a extorsionarlos «para que retiren la denuncia” sobre la concesión del puerto de Montevideo a la trasnacional belga Katoen Natie. Cinco meses después, Astesiano recibió una transferencia de dinero de esa compañía, también interesada en la compra de dos patrulleros para la Armada.
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