Empezamos a leer el artículo de Freud “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica” (1925), una artículo muy criticado y muy reelaborado por sus intérpretes. Muchas de las cosas que nos dice Freud ahí, además de sonar en estos tiempos muy “políticamente incorrectas”, parecen depender más de la cultura que de la anatomía propiamente dicha. Ahora bien, desde un punto de vista sartreano o kantiano (como el que solemos adoptar en este canal de filosofía) la distinción NATURAL / CONSTRUIDO no es tan relevante. Lo interesante es más bien la oposición SER / DEBER SER o SER / LIBERTAD, pues lo propio del ser humano es ser libre frente a lo natural y frente a lo construido. Y desde el punto de vista kantiano ocurre lo mismo. Ha sido Kant quien nos ha dicho que es completamente abyecto desde el punto de vista ético pretender sacar las leyes del deber ser investigando la naturaleza humana. La descripción de cómo sean las cosas (desde el punto de vista natural o histórico) no nos permite avanzar ni un paso para saber si deben o no deben ser así. El hombre está condenado a la libertad, tanto con respecto a lo que le viene dado por la naturaleza, como a lo que le viene dado por la historia. Ahora bien, lo que resultaría absurdo sería intentar negar el hecho mismo de que existen penes y vulvas, de que hay una diferencia sexual anatómica, aunque no sea posible convertir esta diferencia en un destino natural o un destino histórico o cultural. En 1925, Freud parece caer en la cuenta por primera vez de que el complejo de Edipo femenino no puede ser sencillamente el inverso del masculino, pues hay en el fondo una asimetría anatómica inevitable: tanto los hombres como las mujeres nacen de las mujeres. Esta asimetría nos permitiría reformular el artículo de Freud de esta manera: “Algunas consecuencias psíquicas de una simetría matemáticamente imposible”. Veremos la importancia que la antropóloga Françoise Héritier le da a esta asimetría para explicar el patriarcado. Y nos preguntaremos por la importancia que puede tener para el niño y la niña, y para sus respectivas maneras de vivir la diferencia sexual anatómica.