Lo que se produjo en Perú fue un golpe de estado parlamentario con apoyo militar que destituyó al maestro rural y sindicalista Pedro Castillo, detenido y trasladado a un cuartel en Lima, para que asumiera la vicepresidenta Dina Boluarte, traicionando así el mandato popular para sumarse el golpismo.
Castillo ha tenido una presidencia convulsionada. Desde el día uno enfrentó los intentos de la derecha y ultraderecha parlamentaria para destituirlo. Para el miércoles 7 de diciembre estaba convocado el cuarto intento de la derecha para sacarlo de la presidencia. Ese mismo día Castillo decidió dar un golpe contra el Congreso, intentando cerrarlo, en una decisión inconstitucional que fracasó.
Todavía resulta inexplicable cómo Castillo se lanzó a anunciar el cierre del Congreso sin tener respaldo para sostener esa decisión. Se quedó solo inmediatamente después de hacer ese anuncio. La incertidumbre política se mantuvo por una hora y se disipó cuando los militares se pronunciaron anunciando que no obedecerían la decisión de Castillo de cerrar el Congreso.
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