Los pescadores europeos que laboran en las aguas británicas del Canal de la Mancha no ocultan su preocupación. A partir de 2019, los británicos dejarán de compartir estos espacios con sus socios europeos después de más de casi 40 años tras la decisión del Reino Unido de separarse de la Unión Europea. Ello traerá como consecuencia pérdidas económicas incalculables para los pescadores no británicos debido a la variedad de recursos que extraen de estas aguas.