A pesar de ser constante menos preciado por ser un vagabundo sordo y mudo que no sabe ni leer ni escribir, Adán (López Tarso), tiene la habilidad de saber si la gente lo engaña, con tan solo mirarla a los ojos. Adán pasa los días como pepenador que recoge y vende cartón por toda la Ciudad de México, con un perro como su único amigo, pero anhelando más compañía. Por otro lado, un hombre recupera su cartera después de un asalto, pero insiste que le hace falta un billete de 10.000 pesos que estaba guardado tras una estampa religiosa. Por artes del destino, Adán encuentra esa estampa en un basurero y la toma como suya, sin darse cuenta de la pequeña fortuna que llevaba escondida. En El hombre de papel, Adan pronto se da cuenta de que posee el billete, decide ocupar el dinero para cumplir el sueño de toda su vida: tener un hijo, pero en el camino, otros intentan engañarlo para que regale el billete.