El kaláshnikov que figura en la bandera de Mozambique simboliza una historia trágica. El país estuvo sometido a siglos de dominio colonial portugués. Después, se sumió en una guerra civil. Y ahora grupos islamistas impiden su recuperación.
Tras independizarse de Portugal, estalló en Mozambique una cruenta guerra civil que se cobró la vida de más de un millón de personas. En 1992, las partes en conflicto alcanzaron un acuerdo de paz. Desde entonces, el país trata de dejar atrás su violento pasado. Pero, en los últimos tiempos, la insurgencia ha reavivado las tensiones en el norte del país, de mayoría musulmana. Algunos grupos yihadistas se han aliado con el autodenominado Estado Islámico, matando en atentados terroristas a más de 3.000 personas y desplazando a más de 900.000. El Estado solo logró contener a los islamistas con la ayuda del ejército ruandés. Pero la paz en Mozambique es frágil: la pobreza y la corrupción siguen alimentando el conflicto.
Mozambique posee un rico patrimonio cultural procedente tanto de sus pueblos originarios como de la época colonial. Un ejemplo es la histórica Isla de Mozambique, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El país también tiene valiosos recursos naturales. Aquí se encuentra la mayor mina de rubíes del planeta y, en el norte, se descubrieron enormes yacimientos de gas. Y sin embargo, Mozambique es uno de los países más pobres del mundo.