Cinco años después del Acuerdo Climático de París, una ola de protestas busca presionar a Gobiernos y empresas para que respeten sus compromisos de limitar el calentamiento global. Pero la nueva generación de activistas ambientales de Francia ha rechazado las marchas y peticiones tradicionales, las cuales consideran ineficaces, ahora prefieren acudir a acciones de choque: ocupar espacios públicos, bloquear multinacionales y derribar retratos oficiales del presidente. Afirman que los actos de desobediencia civil son necesarios para resaltar la escalada de la crisis climática.