Hace una escasa semana la noticia sobre la decisión de la Liga Árabe en readmitir a Siria al organismo, luego de más de una década de suspensión, daba la vuelta al mundo.
La medida anunciada por el Consejo de la Liga implicaba que Damasco participe en las reuniones del ente y todas sus organizaciones y agencias afiliadas.
Precisamente y de cara a la cumbre del organismo panárabe el próximo 19 de mayo, se llevó a cabo una sesión preparatoria en la que Siria se reestrenó en su asiento. Ya los ministros de Relaciones Exteriores árabes, han dado la bienvenida al canciller de la nación levantina.
De hecho la presidencia siria aseguró que el rey de Arabia Saudí, Salmán bin Abdulaziz, había enviado una invitación al presidente Bashar al-Asad, para que participe en la cumbre en cuestión.
Lo cierto es que la Liga Árabe es una alianza de Estados que cuenta actualmente con 22 Estados miembros en el África septentrional y en la Península Arábiga, que geográficamente pertenece a Asia, y se fundó con la misión común de promover la paz, la seguridad y la estabilidad previniendo los conflictos, resolviendo las disputas y actuando con un espíritu de solidaridad y unidad.
Efectivamente la reincorporación de Siria a la organización significa un nuevo paso en la normalización de las relaciones de Damasco con el mundo árabe. Como ha sido expresado desde el seno del ente, se trata del inicio de una nueva era en la región.
En esta edición de Detrás de la Razón por HispanTV, analizamos el contexto de esta reincorporación y los desafíos para la Liga de aquí en más.
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