Las doce naciones de América del Sur comenzaron a verse las caras de nuevo y a hablar de integración, luego de varios intentos anteriores con éxito disímil y una década con predominio de gobiernos de derecha que bombardearon esa integración, en sintonía con la visión y la misión que Estados Unidos tiene para lo que siguen llamando su patio trasero.
La iniciativa para acercar posiciones fue de Luis Inácio Lula Da Silva, el presidente de Brasil, quien a menos de seis meses de regresar al gobierno demostró la centralidad que tiene Brasil en América del Sur. Así como el desplante de Bolsonaro contra la UNASUR fue el disparo de partida para que otros gobiernos abandonaran el bloque, la convocatoria de Lula es un punto de partida.
Análisis de Marcos Salgado.
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