Al igual que en la Argentina y México, el poder judicial de Colombia ha entrado en juego para debilitar (y tal vez demoler) al gobierno de Gustavo Petro.
Cualquier excusa es buena para que se ponga en movimiento un entramado jurídico-mediático, ahora contra el primer presidente de izquierda en la historia del país que intenta reformas estructurales.
Análisis de Pedro Brieger.
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