¿Sabías que, bajo su destructivo exterior, las estrellas producen los elementos que componen nuestro universo?
Sin embargo, éste es sólo uno de los muchos misterios que giran en torno a estas estrellas fundidas.
Las estrellas son el origen de muchos mitos y creencias.
En el antiguo Egipto, el Sol era la encarnación del dios Ra, que cruzaba los cielos en su barca y creaba los ciclos día/noche.
Entre los incas, Inti era el dios del sol.
Fuente de calor y luz, y protector del pueblo, se le consideraba la deidad más importante.
Incluso los antiguos griegos, muy adelantados a su tiempo, consideraban al dios Helios la personificación del sol.
Él y sus hermanas Selene, la luna, y Eos, la aurora daban ritmo a la vida de los pueblos mediterráneos.
Hoy en día, nuestros conocimientos y observaciones del cielo nos han permitido saber más sobre esta estrella.
Inicialmente se pensaba que era único, pero ahora sabemos que el Sol es sólo una estrella entre muchas otras.
Una simple gota de agua en un océano de cuerpos celestes tan masivos como luminosos.
Y decir esto es decir poco...
Según las últimas observaciones, nuestra Vía Láctea alberga entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas.
Pero también ella es sólo una galaxia entre los billones que esconde el universo observable.
Cifras astronómicas que, si se piensan demasiado, ¡pueden marear!
Incluso el cielo más estrellado sólo revela una ínfima fracción de las estrellas del cosmos.
Si todas fueran visibles, estaríamos constantemente bañados por una luz cegadora, día y noche.