En plena crisis climática, la industria automotriz ve su salvación en los autos eléctricos. Pero, ¿a qué precio? Sus baterías necesitan de una materia prima cuya explotación tiene actualmente consecuencias graves: el cobalto.
Calor, sequía, inundaciones; los efectos de la crisis climática ya se sienten en Europa. Para reducir la huella de carbono sin tener que renunciar al transporte automotriz, la industria automovilística y la Comisión Europea apuestan por una rápida y radical transición hacia la movilidad eléctrica.
No solo Tesla. También Volkswagen, Volvo, Peugeot y Renault invierten miles de millones de euros en la electromovilidad. El corazón de los autos eléctricos son las baterías, que contienen una materia prima que no tiene sustituto fácil: el cobalto. Entre el 65% y el 70% de la producción mundial de mineral de cobalto se concentra en la República Democrática del Congo.
Este reportaje desvela el lado oscuro de la extracción del cobalto. El trabajo infantil en la minería es sólo uno de los problemas. Todo el sector minero está afectado por la corrupción: se violan las leyes, se contaminan los suelos y se pone en peligro la salud y la vida de las personas. El mercado de los metales, dominado por China, coloca a Europa en una peligrosa dependencia. La Unión Europea busca ahora otras vías para hacerse con el cobalto, en vista de los gigantescos problemas que este codiciado mineral acarrea, planteándose incluso reabrir las minas en Europa.