La falta de servicios sociales e inversiones dirigidas a la educación temprana, la creciente desigualdad en la vivienda y el empleo y una cultura del miedo hicieron que muchos niños de Tacoma, en Estados Unidos, tuvieran que acabar en prisión y pasar su vida tras las rejas y sin libertad condicional. Pero estos niños, a quienes metieron en la cárcel como castigo ejemplar, no pudieron ser silenciados. Ahora, ya de adultos, trabajan para que algo así no vuelva a ocurrir.