17 años han transcurrido de un conflicto conocido como la guerra de los 33 días. Con la excusa de recuperar a dos soldados israelíes y alejar a Hezbolá de El Líbano, más allá del límite del río Litani, en 2006 la entidad sionista pretendió demostrar una superioridad en el campo de batalla, lanzando a su ejército provisto con la más moderna y actualizada tecnología en armas, junto a la fuerza aérea y naves marítimas.
Efectivamente las fuerzas israelíes ocasionaron enormes daños físicos a la economía del país árabe, asesinaron a unos 1.200 libaneses y destruyeron importante infraestructura, vital para el desarrollo del sur de El Líbano. Pero durante poco más de un mes, la Resistencia libanesa no fue derrotada.
En voz del propio Secretario General de Hezbolá de El Líbano, tras esos 33 días cambió la ecuación de fuerzas, haciéndole ver a Israel que aún con sus equipos militares y el apoyo de EU, pudo más la moral del combate de la Resistencia.
Durante cada aniversario del conflicto bélico, Seyed Hasan Nasralá, deja claro que este punto de inflexión determinó el destino de El Líbano y la región de Asia Occidental; al fracasar no sólo el régimen israelí, sino Washington, en su plan de imponer un nuevo mapa en Asia Occidental.
En esta edición de Detrás de la Razón por HispanTV, analizamos a la luz del discurso del líder de la Resistencia libanesa, el espectro de esa Guerra de los 33 días.
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