Solo conociendo la historia de los habitantes de Maui es posible entender qué hay detrás de los incendios que han devastado la isla de Hawái.
Los grandes fondos de inversión estadounidenses quieren las tierras de Maui, una de las islas del archipiélago de Hawái, para su proyecto "galáctico" verde. Pero la obstinada población indígena no quería vender sus casas ni sus tierras a las corporaciones. Y el 8 de agosto estalló un gran incendio en la isla, destruyendo tres mil viviendas y edificios, posiblemente causado por armas electromagnéticas de energía directa, estimulado por los fuertes vientos del huracán Dora. El gobierno no dio aviso de los incendios ni del paso del huracán, pero inmediatamente le echó la culpa al calentamiento global.
Ahora quedó un gran terreno libre y despejado donde las corporaciones pueden construir a su antojo todo lo que quieran y llenar la isla de autos eléctricos. A los pobladores les dieron un cheque de 700 dólares, mientras el Congreso de EU aprobaba otros mil millones de dólares en armas para la guerra en Ucrania. El presidente Joe Biden fue sincero: "la historia de los nativos de Hawái se ha ido para siempre". Despejaron la isla para que los blancos inversores se quedaran con todo, en nombre de la "revolución verde", al costo de terminar con la molesta presencia de los habitantes originarios.