Abordamos en esta lección tres conceptos que consideramos fundamentales para pensar los retos a los que se enfrenta la Ética en el mundo contemporáneo. El primero de ellos, pensado por Hannah Arendt, es el concepto de “banalidad del mal”. El mal se ha convertido en algo rutinario y mediocre, porque todos somos piezas de una inmensa maquinaria en la que no podemos sentirnos responsables de nada a título individual. El segundo concepto es el de “desnivel prometeico”, de Günther Anders. Vivimos en un mundo tan complejo desde el punto de vista técnico y económico que hay demasiada desproporción entre la insignificancia de nuestros actos y la colosal magnitud de sus efectos. Esto nos convierte en “analfabetos emocionales”, incapaces de imaginar qué consecuencias tienen nuestras acciones. De hecho, ya no hay manera de “saber lo que realmente estás haciendo cuando haces lo que haces”. Esto hace que hayamos perdido cualquier brújula para la acción moral, dificultando la distinción entre el bien y el mal. El tercer concepto importante es el de “pecado estructural”, un concepto que se pensó por parte de la llamada Teología de la Liberación. En un mundo en el que las estructuras matan con más eficacia y de forma más masiva que las personas, la cuestión moral ya no puede limitarse a “cumplir los mandamientos”. La moral individual puede, por el contrario, convertirse en una coartada para seguir conservando un mundo criminal. El verdadero problema es cómo cambiar las estructuras más profundas de este mundo, como es posible hacer realidad el famoso lema “otro mundo es posible”. Terminamos con un texto de Jean Paul Sartre en el que se nos dice que la moral debe ser “elección del mundo, no de sí”; no se trata ya de “ser buenos”, sino de “elegir un mundo bueno”.