Bajo constantes engaños, Israel ha ejecutado una campaña de desplazamiento forzado en la Franja de Gaza. En la zona no hay ningún lugar seguro, pero es la técnica que usa el sionismo para concentrar a la población, y después atacarla. Ocurrió en el norte, en el centro y ahora la historia se repite en el sur.
Desde hace más de siete meses, los habitantes de la Franja de Gaza han vivido, según la UNRWA una media de un desplazamiento por mes. Solo en una semana, desde que el sionismo lanzó la incursión terrestre en Rafah, más de 360.000 personas han tenido que huir. La ONU, sin que sea escuchada, pide un alto el fuego.
Ya son más de 35.000 asesinados y las fuerzas israelíes ahora ordenaron la evacuación del Hospital Kuwaití, también en el sur. Con las amenazas de incursión en el nosocomio, aumenta el miedo, pero también aumenta el hambre. En Rafah, todo comercio está cerrado y la ayuda humanitaria tampoco se ve, no se ve porque no entra, Israel no lo permite desde la semana pasada. Los camiones siguen esperando autorización en el lado egipcio de la frontera.
Ahora en una especie de condolencia, tras más de siete meses de genocidio y silencio que le otorgó el calificativo internacional de cómplice, Egipto dice que se unirá formalmente a la demanda presentada por Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia, que acusa a Israel de violar sus obligaciones bajo la Convención sobre Genocidio en la Franja de Gaza.
En esta edición de Detrás de la Razón analizamos las acusaciones de la UNRWA contra Israel de engañar a los palestinos con supuestas zonas seguras en refugios de la Franja de Gaza.
Por Juan Carlos Rozo
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