Son incontables las masacres que el sionismo ha perpetrado en la Franja de Gaza desde octubre anterior.
Más de ocho meses después, las atrocidades no solo siguen, sino que cada vez cruzan más líneas rojas establecidas en un derecho internacional que ahora hace que la humanidad entera se cuestione sobre su real funcionamiento y sus verdaderos intereses.
Este fin de semana que recién termina ha sido uno de los más mortíferos. El régimen israelí ha lanzado un ataque sin precedentes contra el campamento de Al-Nuseirat y varias zonas del centro de la Franja de Gaza. Una arremetida que ha incluido intensos ataques aéreos, bombardeos de artillería y un ataque terrestre. El objetivo: la liberación de cuatro retenidos por la resistencia palestina. El resultado: unos 280 palestinos asesinados y el triple de heridos.
Sin embargo, en medio de la arremetida, el sionismo mató a otros tres retenidos, uno de ellos estadounidense. Horas después de la masacre en Al-Nuseirat, el ministro israelí del gabinete de guerra, Benny Gantz, dimitió del ejecutivo de emergencia creado por Benjamín Netanyahu; es una renuncia que aumenta la presión sobre el Premier, pues Gantz se ha convertido en una de las figuras políticas más destacadas en el liderazgo del régimen israelí y lidera la mayoría de las encuestas electorales.
La resistencia, sin embargo, mantiene los ataques contra la incursión del sionismo en Rafah. Las Brigadas Ezzedin Al-Qasam, brazo armado de Hamás, han atacado a las fuerzas de la ocupación el oeste y el sur de Rafah, al extremo sur de Gaza. En esta edición de Detrás de la Razón analizamos los estragos causados por el sionismo, en las masacres de Gaza, tras más de ocho meses de genocidio y las fracturas políticas del régimen, tras la extensión de una guerra que le deja más pérdidas políticas y económicas, de lo que esperaba.
Por Juan Carlos Rozo
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