Desde Perú, que es donde se extrae el mineral, hasta Francia, que es donde se refina, el plomo contamina la tierra, los ríos, los alimentos y a la población local.
A pesar de estar prohibido en numerosos productos, incluyendo combustibles, pinturas y la fabricación de tuberías, el plomo aún se utiliza con frecuencia para construir edificios, fabricar armas, joyería e incluso para las baterías.
En Évin-Malmaison, Francia, el plomo de las refinerías ha contaminado los patios de las escuelas, los estadios, parques y jardines. Los agricultores de la zona ya no pueden alimentar a su población, porque sus productos están muy contaminados por el plomo. Es la zona más contaminada de Francia, y cuenta con miles de víctimas. Muchos niños sufren envenenamiento por plomo y, como resultado, problemas neurológicos graves.
Un equipo de periodistas y científicos ha iniciado un estudio aún no publicado en el que miden la contaminación por plomo en el medio ambiente y sus efectos en el coeficiente intelectual de los niños. Cientos de pruebas han sido recogidas por 34 medios de comunicación con un impacto sin precedentes en Francia y Perú.