El calzado hecho a mano ha ocupado un lugar especial entre los oficios tradicionales de las islas Baleares por su importancia económica. Aunque quedan pocos talleres en activo, esta industria artesanal sigue viva en Mallorca. La empresa creada por Pedro Monge en 2012 da continuidad a la producción de calzado tradicional, manteniendo los estándares que siempre han caracterizado al zapato mallorquín.
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