Para China, Taiwán es una provincia rebelde y separatista que debe volver al redil. Pero para sus 24 millones de habitantes, es un estado soberano, con su propia constitución y sus propios líderes elegidos democráticamente. Ahora que Hong Kong también se ha rebelado, Taiwán sigue decidida a erigirse como una democracia joven y vibrante. Pero no será fácil…
Desde el Movimiento Girasol en 2014, cuando los jóvenes estudiantes salieron a las calles para impedir un acuerdo económico con China, hay grupos de ciudadanos que luchan por la transparencia de las instituciones. Como explica Audrey Tang, Ministra de asuntos digitales, la idea, siempre que sea posible, es poner al ciudadano en el centro del proceso político y sus decisiones.
Pero las nuevas generaciones están en desacuerdo con las anteriores, quienes experimentaron una dictadura y para quienes la democracia no significa necesariamente más prosperidad económica.
Todos los días, Taiwán se enfrenta a millones de ciberataques cuyo objetivo es desestabilizar sus instituciones y dividir a la sociedad.
Este documental se estrenó en 2020