Cuando humanos y animales salvajes viven uno al lado del otro, las cosas a veces pueden ser un poco peliagudas. Algunos se organizan en bandas impertinentes, otros cultivan mutuamente sus propias amistades. En Nueva Zelanda, los keas se organizan en bandas y, evidentemente, se la tienen jurada a todas las focas de goma de los entusiastas de los deportes de invierno. Su lema: mordisquea todo lo que puedas. En Australia, Klaus Weißmann y Rolf Sziringer luchan contra una enorme invasión. Miles de moscas se han aficionado a los dos hombres. Esto les crispa los nervios. Y en Zambia, Jens Westphalen y Thoralf Grospitz captan con la cámara un auténtico despliegue de elefantes. Cada año, su fino olfato les lleva hasta el jardín de un hotel, en el que los frutos del árbol de mango silvestre están maduros. Pero hay una trampa: Para llegar a su picnic, tienen que atravesar el vestíbulo. Esto es lo que ocurre cuando se construyen edificios alrededor de locales aún más antiguos.