En 2050, el 30% de Bangladesh estará bajo el agua. Uno de cada tres habitantes, unos 60 millones de personas, están bajo la amenaza de las inundaciones marinas. Es el país del mundo que más sufre las consecuencias del aumento del nivel del mar. El principal culpable: el calentamiento global.
Al sur, en el delta del Ganges, el agua salada invade la tierra y está desestabilizando toda la economía de la región. Muchos agricultores han tenido que convertir sus arrozales en granjas de camarones, que son mucho menos rentables. El país también está amenazado por sus gigantescos ríos. El deshielo de los Himalayas y las intensas lluvias monzónicas están aumentando peligrosamente su caudal. Cada año, los ríos desbordan sus márgenes y decenas de miles de hogares son arrasados. Cada año, casi 15.000 niños se ahogan en sus aguas.
Debido a todos estos desastres naturales, Dhaka, la capital, una de las ciudades más sobre pobladas y contaminadas del mundo, se enfrenta a una gran afluencia de refugiados climáticos. Habiendo perdido todo, buscan trabajos ocasionales para sobrevivir. Korban Ali se convirtió en conductor de rickshaw para transportar personas. Trabaja 12 horas al día, siete días a la semana, con la esperanza de proporcionar una vida mejor a sus hijos.
Bangladesh también está luchando contra la extrema contaminación causada en gran medida por la industria textil. Todos los días se liberan toneladas de desechos tóxicos en la naturaleza. Las plantas de tratamiento de aguas residuales vacían sus tanques cargados con productos químicos carcinogénicos directamente en los ríos. Pero una nueva clase media y alta quiere cambiar las mentalidades. Las primeras empresas modelo están surgiendo. Jahirul fue educado en Australia. Ahora es director de un astillero de desmantelamiento de barcos, ha invertido 10 millones de euros para poder reprocesar desechos peligrosos, como el asbesto, las baterías y los aceites de motor.