Los cuerpos de los mártires Ismail Haniya y su guardaespaldas han recibido honores en Teherán, la capital de Irán, por parte de miles de miles de personas, encabezadas por el líder de la revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei.
El cortejo fúnebre ha recorrido buena parte de la capital iraní, desde la emblemática Universidad de Teherán, hasta la mundialmente famosa Torre Azadí, donde también le esperaban miles de defensores de la Causa Palestina y del Eje de la Resistencia. Los restos posteriormente fueron traslados a Catar, para ser sepultados.
Hace solo un día, Irán denunciaba ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas el ataque terrorista perpetrado por el régimen de Israel. La República Islámica aseguraba que ni dudará en utilizar el derecho a la legítima defensa para una respuesta decisiva al asesinato del líder de Hamás.
El embajador de Irán ante la ONU ha subrayado que Israel y sus partidarios son responsables de la acción agresiva contra la soberanía de Irán y el martirio de Haniya, por lo cual su país no dudará en utilizar su derecho inherente a la legítima defensa para una respuesta decisiva e inmediata.
Alrededor del mundo siguen registrándose reacciones contra la acción que acabó con la vida de Haniya, diferentes gobiernos han condenado la atrocidad y alertan de las consecuencias negativas que pueden traer para la región de Asia Occidental con una expansión de la guerra ejecutada por el sionismo con el férreo apoyo de Occidente, con EU a la cabeza.
En esta edición de Detrás de la Razón analizamos las repercusiones mundiales que deja el martirio del jefe del buró político de Hamás, a manos de Israel en Teherán.
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