Decir Miguel Hernández es decir Historia de España. Es decir guerra, cebolla y hambre. Decir Miguel Hernández es decir cárcel y vergüenza, es decir pueblo y compromiso. Y por supuesto es decir poesía. Miguel Hernández, aquel del que una vez dijo Neruda que era deber de España conocerlo, sacarlo de la oscuridad al que la derrota de su historia lo condenó.