Martín Lutero nació en un mundo dominado por la Iglesia Católica. Para el Lutero auténticamente espiritual, la promesa de la Iglesia sobre la salvación es irresistible. Atrapado y aterrorizado por la posibilidad de una muerte inminente, realiza los votos para convertirse en monje. Sin embargo, después de ingresar en un monasterio, Lutero duda que la Iglesia pueda realmente ofrecerle la salvación eterna. Su opinión se consolida aún más cuando viaja a Roma y se encuentra con la capital del Catolicismo sumergida en la corrupción. Desesperado, Lutero encuentra desahogo en las páginas de la Biblia, descubriendo que no es la Iglesia, sino su propia fe lo que garantizará su salvación. Con esta revelación rechaza la doctrina oficial de la Iglesia. Ataca la práctica de vender indulgencias en sus famosas 95 Tesis, poniéndose a sí mismo en un camino irreversible de conflicto con la institución más poderosa del momento.
La Iglesia Católica emplea todo su poder para acallar a Lutero, utilizando incluso acusaciones de herejía y excomulgación. Protegido por su soberano alemán, Federico el Sabio, Lutero continúa escribiendo críticas radicales hacia la Iglesia. Mientras, desarrolla un nuevo sistema de fe que posiciona la libertad del creyente liberal sobre los rituales de la Iglesia. Ayudado por los medios de comunicación escritos (recientemente inventados como la imprenta), su idea se extiende rápidamente. En 1521 es llamado ante el Parlamento Imperial alemán, en la ciudad de Worms, donde se le conmina a retractarse. Arriesgándose a la tortura y a la ejecución, Lutero rechaza las presiones, proclamando su inalienable derecho a creer en lo que desee. Su postura se convertirá en una leyenda que inspirará la revolución religiosa en toda Europa (Reforma Protestante), derrocando la milenaria hegemonía de la Iglesia de Roma. No obstante, a medida que la reforma se expande en un movimiento para la libertad social, Lutero se encuentra abrumado por el buen ritmo del cambio y se le permite que declare que sus seguidores deberían involucrarse con Dios.