En Japón dos de cada diez presos son ancianos. La mayoría ha ingresado en prisión por pequeños robos. La primera vez el juez suele perdonar, pero si se repite van a la cárcel, aunque el valor de lo robado sea un poco de comida. La pobreza y la soledad están detrás de estos delitos.
Ser viejo en Japón no es fácil. Uno de cada 10 japoneses tiene 80 años, es el país con más ancianos del mundo y no hay suficiente dinero para pagar tantas pensiones. Son bajas y no cubren los gastos básicos. Por eso muchos tienen que seguir trabajando hasta pasados los 75 años.
Para muchos ir a la cárcel se ha convertido en una solución, porque al menos allí tienen comida, techo y atención médica. Un equipo de ‘En Portada’ ha entrado en dos cárceles de Japón, una de hombres y otra de mujeres, para ver cómo viven estos ancianos en prisión.
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