En Bangladesh, el país con la mayor densidad de población del mundo (y la mayor cantidad de corrupción), la lucha diaria por sobrevivir se libra en todas partes, incluidas las calles. En ningún lugar se conduce tan brutal y descuidadamente como aquí. En Bangladesh se conduce en la carretera como otros conducen con un auto de choque: si necesitas espacio, simplemente chocas contra el auto que va al lado tuyo. La policía solo llega si hay muertes. El mayor cuello de botella en el sistema de transporte es la histórica ciudad vieja de Dhaka. La antigua Dhaka es un universo propio, un mundo de bazares en el que cada comercio tiene su propio barrio: hay calles de joyeros, fabricantes de dulces y sastres de moda, y los mayoristas de verduras tienen sus almacenes en el puerto. Las entregas se realizan principalmente en el río, el río Buriganga, un pozo de aguas residuales. Pero los bienes vendidos generalmente salen por tierra, y los clientes también llegan por la ruta terrestre: la carretera Nawabpur. Generalmente vienen en autobuses o en rickshaws, donde demasiadas personas están apiñadas en muy poco espacio. El tráfico en Dhaka es una locura cotidiana y normal. La película acompaña a un rickshaw, un autobús y un camión en su peligroso camino por las calles de Dhaka y muestra cómo es posible sobrevivir en lo que parece ser un caos incontrolable.