Desde las enfermedades mentales de los primeros reyes como Felipe V o Fernando VI, pasando por el más o menos inveterado apetito sexual de otros como Isabel II o Fernando VII y terminando en la maldición de uno de los nombres más perseguidos por el infortunio y la desgracia... Alfonso. Veremos también los numerosos intentos de regicidio sufridos por los monarcas, e intentaremos descubrir las causas de la, extrañamente alta, mortandad infantil entre los herederos. Como en cualquier familia normal, las alegrías y las tristezas van unidas de la mano de manera indisoluble, y de cómo el carácter de sus gobernantes forja el carácter de un pueblo.