Esta república en el noroeste de Rusia ha ganado fama entre los rusos durante la pandemia. Aquí se puede pasear por los bosques, recoger bayas y disfrutar de la naturaleza espectacular. La mayoría de los edificios en las ciudades fueron construidos por los finlandeses, e incluso ahora, décadas después, se ven arreglados. Las iglesias de madera de la isla Kizhi no dejarán indiferente a nadie.
Me critican a menudo por notar las imperfecciones de los lugares del mundo, pero esta vez no encontré prácticamente ningunas. ¿Quieren conocer esta república que tanto impacta? Acompáñenme en este viaje.