En un concurso, hay tres puertas: una con un premio buenísimo, las otras no. El concursante elige una puerta, pero no se abre. Te muestran una puerta vacía entre las no elegidas y te ofrecen cambiar tu elección a la puerta restante. ¿Cambiás?
Este dilema, aparentemente simple, esconde una fascinante paradoja probabilística que desafía la intuición. Bienvenidos a la Paradoja de Monty Hall.