En Marruecos, incluso por lo más mínimo te pedirán dinero, pero al mismo tiempo estarán dispuestos a darte todo, hasta lo último, de manera gratuita. Si necesitas indicaciones o ayuda, tienes alguna pregunta, debes pagar. Pero, al mismo tiempo, te invitarán a comer a su casa, a tomar sus cosas y a quedarte a dormir. En ningún otro lugar del mundo me han pedido tantas propinas, y en ningún otro lugar me han invitado tanto. En la ciudad marroquí de Fez, es como si te sumergieras en la Edad Media. Vives en una antigua casa Riad, caminas por estrechas y sinuosas callejuelas donde los mapas en línea a los que estamos acostumbrados son inútiles. Regateas en mercados donde todavía puedes encontrar algo aparte de productos chinos de baja calidad. Y todas esas casas de barro, las paredes de mosaico, los trajes antiguos, no son una escenografía para turistas, sino la vida cotidiana de los residentes. Y si te quedas un poco más, todo lo que viste ya no te dejará ir. Así que ten cuidado con este episodio, provoca un fuerte deseo de viajar a Marruecos y comer algo allí.