Ya Platón en el Fedro consideró que el amor era una forma de locura. En este capítulo, vamos a leer unos preciosos textos de Lucrecio sobre la locura en la que consiste, según él, el amor. Lucrecio es un filósofo atomista del siglo I a. C., y considera que el amor persigue en vano cerrar una herida que no puede cicatrizar jamás. Los cuerpos se recorren “en errabundas caricias, los amantes se arrancan los labios a mordiscos y respiran el uno el aliento del otro”, pero nunca pueden llegar a saciarse, es imposible que el cuerpo que te abre la llaga de la pasión sea capaz de cerrarla. Al contrario, la herida se hace cada vez más profunda. El consejo de Lucrecio es bastante desalentador: “descargar en un cuerpo cualquiera” y salir huyendo en dirección contraria en cuanto te descubres enamorado. Pero, pese a este pesimista mensaje, por el camino, Lucrecio nos aporta algunas reflexiones muy interesantes: ¿qué es lo que buscan tan desesperadamente dos enamorados haciendo el amor? ¿Qué podría llegar a satisfacerlos? “Parece que quisieran fundirse el uno con el otro, que tal es su porfía”, nos dice. Esta idea nos proporciona una pista para seguir investigando en nuestra investigación sobre la Belleza, el Amor y el Sexo.