Todo ser vivo, desde la diminuta ameba hasta la majestuosa ballena azul, necesita un abrigo adecuado. La naturaleza recurre a materiales ingeniosos y diseños atrevidos. Desde armaduras resistentes a los impactos hasta sedosas y suaves pieles de peluche. Todos los estilos de moda parecen estar permitidos. Pero una mirada más atenta muestra que todos los animales se rigen por estrictas normas de vestimenta. Las ranas o las salamandras necesitan una piel fina y permeable, mientras que los crustáceos o los escarabajos dependen de una armadura dura. Y por supuesto: Todo lo que tiene la sangre caliente es sensible al frío y no puede sobrevivir sin una vestimenta adecuadamente aislante.
Dentro de estas pautas, la naturaleza despliega una creatividad impresionante en materia de vestimenta. Por ejemplo, el pangolín de la sabana africana lleva un extravagante traje protector que ni siquiera los leones consiguen atravesar. Las pulgas de agua crean rápidamente armaduras a medida en función de quién las amenace. Y los dorados marinos incluso cambian de sexo con su ropa.
También en el reino animal cada estación tiene su colección única. En primavera, los arruís construyen imponentes collares y pelucas de plumas para impresionar y seducir. En verano, en cambio, es importante mantenerse fresco, lo que no es fácil con un abrigo de piel de vaca o caballo. En este caso, la naturaleza crea las prendas funcionales más brillantes.
La naturaleza hace todo lo posible para proporcionar a todos los animales el vestuario adecuado. Pero incluso en el reino animal, la apariencia no lo es todo: con la ropa adecuada tiene que venir el comportamiento adecuado.