El Namib, uno de los desiertos más hostiles de la Tierra. Sin una firme estrategia de supervivencia, ningún ser vivo logrará sobrevivir aquí. Sin embargo, sorprendentemente, algunas especies han adaptado su estilo de vida a estas condiciones extremas: camaleones, escarabajos, serpientes y mamíferos se sienten como en casa aquí.
La película sigue a una familia de elefantes del desierto que también se ha adaptado a este hábitat. Sus orejas más grandes, que permiten refrescarse mejor, así como sus anchas patas para caminar por las arenas sueltas, los distinguen de sus congéneres. A lo largo de muchas generaciones, han desarrollado un conocimiento especial para sobrevivir aquí: su instinto les lleva a fuentes de agua ocultas que están enterradas en algún lugar del desierto.
La tierra natal de los elefantes del desierto es Hoanib, uno de los nueve valles fluviales secos de Namibia. Como su nombre indica, no son ríos al uso: durante la mayor parte del año no se ve agua. Sin embargo, la rica flora y la animada fauna no engañan. Debido a un complejo sistema subterráneo, el agua fluye constantemente por el cauce, sólo que no de forma visible. De hecho, hay agua suficiente para mantener los alrededores en constante floración.
El Hoanib es una maravilla natural: atraviesa majestuosos puertos de montaña e interminables tierras desiertas antes de desembocar en el Atlántico. El Namib es el único desierto del mundo que limita con el océano, lo que no hace sino aumentar la magia del paisaje. Luminosas dunas de arena sobrepasan el Atlántico en más de trescientos metros. Es el océano el que hace posible la vida aquí. Cada mañana, cuando la brisa húmeda se extiende tierra adentro, una espesa niebla fantasmal abraza las dunas. En ese momento, muchos insectos y plantas inferiores inician su búsqueda diaria de refresco, a menudo utilizando trucos realmente asombrosos para aprovechar al máximo la humedad.
Sin embargo, gracias a los valles secos de los ríos, los seres vivos superiores también pueden adentrarse en el desierto. Estos valles, como autopistas, atraviesan las arenas proporcionando importantes vías de migración para todo tipo de animales. Sin embargo, los habitantes más importantes son los elefantes. En constante búsqueda de alimento y agua, mantienen el ecosistema de Hoanib en equilibrio. Los huevos de los insectos prosperan en su estiércol, sus huellas sirven de base para las telarañas, y sólo gracias a su fuerza e inteligencia se pueden descubrir y abrir una y otra vez nuevas fuentes subterráneas.
La búsqueda, sin embargo, nunca es fácil, sobre todo para los más jóvenes. Con las últimas fuerzas tras días de vagabundeo, un elefantito apenas puede sacar las patas de la arena profunda. Necesita agua de inmediato, pero sólo hay arena hasta donde alcanza la vista. A punto de morir de sed, no puede creerlo cuando por fin aparecen en el horizonte arbustos y árboles resplandecientes. Los elefantes corren cada vez más deprisa, hasta que por fin alcanzan el verde, el oasis: el cauce del río Hoanib.
La familia de elefantes es nuestro «hilo conductor». Junto a ellos, conocemos el valle del Hoanib: desde las montañas rocosas, pasando por el ardiente desierto del Namib, hasta el Atlántico. Desde la primavera seca y extremadamente calurosa hasta las redentoras lluvias invernales; desde las arenas desérticas y monótonas hasta el precioso mar de flores: el Hoanib lo tiene todo para ofrecer. ¡Un viaje por las maravillas del Hoanib!