La falta de descanso tiene consecuencias, no solo físicas, sino también cognitivas en nuestros hijos.
Está demostrado que a un niño que no ha dormido bien, le aumenta la actividad en el centro emocional de respuesta rápida del cerebro, un área conocida como la amígdala, lo que le hace reaccionar más intensamente a las situaciones. Y por tanto, veremos que está:
Más irascible e irritable
Más inflexible
Con una visión más pesimista
Más extremista y dramático
Por ello es muy común que cuando nuestros hijos están cansados, experimenten más rabietas que si están descansados.
Sobre cerebro, emociones y descanso hablamos con la psicóloga Begoña Ibarrola.
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