En un bello mito que se cuenta en el Banquete, Platón nos dice que los enamorados pretenden fundirse con el otro en una unidad: “ser dos en uno”. Los seres humanos buscan desesperadamente una unidad que perdieron y que esperan encontrar en la fusión con otro. Sin embargo, esta unidad tiene algo de contradictoria, como muy bien explica Hegel: pues se trata de fundir dos libertades sin que dejen de ser libres. Ser dos en uno, pero sin que dejen de ser dos. El amor se sostiene en esta inestable contradicción. Por eso, no podemos conformarnos con la fórmula platónica y tenemos que continuar en los próximos capítulos problematizando la unidad que los enamorados anhelan al hacer amor, cuando unen sus cuerpos con “errabundas caricias”, “respirando el uno el aliento del otro” y “arrancándose los labios a mordiscos” (como vimos que lo contaba Lucrecio). Todo ello nos llevará a la lectura de algunos textos de Hegel al respecto.