(1807-1812). Después de la cruenta batalla de Eylau (1807), se reanudan las relaciones entre la Rusia de Alejandro I (1801-1825) y la Francia napoleónica. El Imperio, no obstante, parece no tener futuro, pues Josefina no puede darle un heredero. Finalmente, se impone la razón de estado: Bonaparte se divorcia y contrae matrimonio con María Luisa de Austria. Para su desgracia, la guerra de España (1808-1814) y la traición del Zar lo ponen en una situación muy comprometida.