Entre las muchas cosas de las que nos ha privado la pandemia del Covid-19, es el abrazo. El miedo, el terror al contagio nos aparta. Nos impide esa muestra de cariño, de amor, de compañerismo, de saludo, de solidaridad. Aquello tan cotidiano hoy es sustituido, entre barbijos y alcohol en gel, en un incosistente toque de codo con codo.
Quizá mañana, hermana, hermano, podremos darnos un abrazo. Quizá.
No puedo imaginarme un mundo sin el único lenguaje que el alma pronuncia... y comprende, señala Aram Aharonian en su grito de ¡Abrázame!
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