EN FOCO.- En medio de la tensión permanente en la política, con el desempleo rompiendo todas las marcas históricas y la retomada de los efectos mortales del coronavirus, Brasil se vio cara a cara con un tema que suele ser negado por la prensa hegemónica, sus élites y el conservadurismo: el racismo estructural que impera en la sociedad, a raíz del brutal asesinato de João Alberto Silveira Freitas un negro de 40 años, por dos custodios (uno de ellos integrante de la Policía Militar) en un supermercado de la cadena Carrefour, en Porto Alegre, en el sur del país.
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