Existe una diferencia abismal entre vivir en una ciudad limpia, segura y con jardines donde pasear tranquilamente a sobrevivir en una favela. Salir adelante como sea es la batalla diaria a la que se enfrentan los residentes de las favelas de Guatemala, donde el hedor a basura lo impregna todo y donde a pesar de que el nivel de inseguridad y criminalidad alcanza cotas insoportables, el Gobierno hace caso omiso a sus habitantes, dejándoles la única opción de organizarse por sí mismos.